Nuestro primer día en Capadocia fue muy divertido, el 16 de diciembre de 2016 llegábamos de noche cerrada a Goreme, nos fuimos al centro de la ciudad y buscamos un sitio para dormir.
Por la mañana del día 17, el sonido de la Mezquita nos despertó y las primeras luces del día nos animaban a asomarnos por las ventanas de nuestra pequeña casa para ver los famosos globos de Capadocia. El frío se hacía notar dentro de la auto a través de las ventanas que estaban congeladas, menos mal que la calefacción hacía bien su trabajo y nosotros andábamos en manga corta dentro de nuestra casita.
Desayunamos tranquilamente, nos enfundamos la ropa de abrigo y nos fuimos a perdernos por sus estrechas calles, empinadas y llenas de nieve, llegamos hasta lo más alto del pueblo y disfrutamos de las impresionantes vistas de las chimeneas, montañas y casas incrustadas en las piedras…
Jugamos con la nieve, hicimos angelitos, peleas de bolas de nieve y nos reímos mucho. Mucho.
Al encender los teléfonos vimos varias llamadas perdidas de la familia de Paloma y antes de devolver las llamadas miramos los periódicos buscando que algo hubiese pasado y por eso tantas llamadas… 7 días antes, mientras estábamos Turquía había habido un atentado a sólo 2 km de nosotros… si, nuestra corazonada era cierta y había vuelto a ocurrir, estábamos de nuevo a algunos kms (esta vez a 60) de un atentado en el que un coche bomba acabó con 14 soldados turcos y dejó más de 50 heridos, al menos tres de ellos graves, en la ciudad anatólica de Kayseri.
Según los datos de la Embajada española, el centro de Estambul era más que seguro, nunca había habido ningún atentado ni se le esperaba, pero… allí estábamos nosotros. Devolvimos las llamadas corriendo para tranquilizar a las familias y les explicamos que donde estábamos no había riesgo, pero todos estábamos un poco asustados, la verdad.
También nos preocupaba el frío, nunca habíamos estado en un sitio tan frío, nunca habíamos conducido con nieve, ni habíamos puesto cadenas… nos preocupaba el agua para rellenar la autocaravana, porque el frío empezaba a congelarlo todo… también las fuentes. Así que, rellenamos en una fuente que había en la calle principal, frente a una pequeña tienda de comestibles.
Y teníamos que seguir y esperar a que nuestro visado para entrar a Irán estuviese listo, así que intentamos seguir disfrutando y olvidarnos de las cosas malas que pasaban a nuestro alrededor. Lo que tuviese que pasar, pasaría.
Así que nos fuimos a comer a un restaurante, probamos algo de comida típica y brindamos con un vino turco por la vida.
Después de comer, nos fuimos de paseo con la autocaravana para ver la zona y buscar un buen sitio para ver los globos al día siguiente, lo encontramos.
Os dejamos algunas fotos, esperamos que las disfrutéis.
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